Sujeto-objeto


Como lo describo en la entrega anterior, para Lou Andreas-Salomé la separación sujeto-objeto es producto de un problema de la líbido humana, debo explicar más extensamente el porqué y el cómo, por lo que comenzaré inmediatamente.

El proceso que atravesamos para convertinos sujetos entraña un problema libidinoso sumamente complejo, Freud nos dice en Introducción al narcisismo y otros ensayos que de alguna manera la completitud del sujeto se ve amenazada pues, a pesar de sentirnos universales e integros, comenzamos a experimentar sentimientos de displacer debido a que tenemos demasiada energía libidinosa acumulada que no encuentra donde depositarse. Es decir, nuestra líbido necesita posarse en algo que no sea ella misma; es entonces que el surgimiento del Yo es de caracter imperativo, el Yo surge para desahogar a la líbido en la diferencia, cuya representación sólo puede darse como un objeto.
Entonces, todo lo que no es Yo es objeto libidinoso pues en éste derramamos la energía que acumulamos mientras éramos una integridad total. Por consiguiente, la separación sujeto-objeto se lleva a cabo por medio de un proceso de la libido y no por la vía de la abstracción como lo sostiene la filosofía moderna.
Espero haya sido lo suficientemente clara, ya que en la proxima entrega trataremos las consecuencias filosóficas de dicha afirmación. Por lo pronto me conformo con decir que la puerta que abre Lou Andreas-Salomé y la teoría psicoanalítica para la filosofía es absolutamente revolucionaria, pues la partición del Yo en sujeto y objeto da un giro a la ciencia del siglo XIX, aunque con sólo pensar y releer un poco lo anterior podríamos dilucidarlo.