El nacimiento de la tragedia




Para Lou Andreas-Salomé, la tragedia primigenia que todos compartimos es el nacer. Es en ese momento, cuando dejamos de ser uno con la madre y 'somos nacidos'. Sólo que para ella, ésto no es sólo una mera descripción de la angustia que implica nacer, al contrario, será allí donde se encierra el enigma de la mayoría de nuestros rasgos de personalidad.
Sí, resulta que el psicoanálisis estudia cientificamente este proceso, y no sólo se limita a describirlo sino que, irse haciendo sujeto conlleva un desarrollo sumamente complicado para nuestra psiquis y, de no ser por la observacion psicoanalítica permanecería en las sombras.
Pues bien, resulta que cuando somos uno con la madre tenemos absoluto dominio: no carecemos, no conocemos el displacer mas que a ratos, pero como por arte de magia desaparece en cuanto lloramos; así, todo es calor, completitud, bienestar. Nótese entonces que no hay gran diferencia entre el vientre materno y el exterior. Si bien, el nacimiento debió haber generado cierto nivel de angustia fue inmediatemente suspendido por los cuidados de la madre y/o sustitutos,; lo cual, tan solo nos hizo la imagen de que este evento acrecentó nuestro ser, es decir, si el vientre materno era nuestro límite una vez despojado de éste ya no hay barreras, ahora somos inmensamente grandes e inmensamente omnipotentes. Quizá, tuvimos que sacrificar el estar refugiados y protegidos en el interior de nuestra madre pero, las ganancias son mucho mayores. Ahora, nos sentimos enormes y mucho más poderosos que antes.
Con todo lo anterior, quiero exponer lo que Lou Andreas Salomé nos dice en un fragmento de su artículo 'Narcisismo como doble dirección' publicado en 1921 donde, entre otras cosas, nos explica la oculta transformación que todos vivimos al pasar de ser uno con la madre a ser uno con todo. Y es que dicha integración no es cualquier cosa, ello amerita que todavía no somos sujetos; como es obvio, el recién nacido no tiene idea alguna de su individualidad, no se sabe persona, ni se percibe como un cuerpo sino que es parte de todo: uno con todo, como antes lo fue con la madre.
Es así como Lou Andreas Salomé da cuenta de la indivisibilidad primigenia que todos y cada uno de nosotros vivimos, y cuya consecuencia más inmediata es la falta de conciencia de nosotros mismos, ahora lo que surge es una gran incógnita ¿cómo es que llegamos entonces a ser sujetos?. La filosofía da algunas respuestas pero es nuestra psicoanalista quien, a partir de aquella descripcion del nacimiento infiere muchas interesantes conclusiones que les traeré en la siguiente entrega. Sólo quiero hacer patente que ella desarrolla tal teoría una vez asimilado el narcisismo primario freudiano (Ver Introducción al narcisismo y otros ensayos) pero que las aseveraciones a las que llega después de esto, son totalmente originales como lo he venido anunciado.